LEYENDAS DE MONTSERRAT.
Todo parece inmóvil, sólo las nubes parecen moverse sobre las cimas de la montaña
de Montserrat, antiguo monasterio benedictino, se cuentan milagros ocurridos
hace más de mil años pero también se comenta leyendas que a veces, en el curso de la historia, se convierten en
realidad. El hallazgo de la Virgen, el Grial, y otros misterios.... pero la tradición popular recuerda dos anécdotas
muy curiosas: "EL CAVALL BERNAT"
La cima más emblemática de todo el macizo de MONTSERRAT es, sin duda, el “Cavall
Bernat”. Según cuenta la leyenda, a un leñador que debía transportar fajos de leña al
Llobregat, se le presentó el diablo y le prestó un caballo llamado
Bernat, rápido como el rayo, para que lo ayudase en tan arduo trabajo. “Cavall
Bernat, Cavall Bernat, baixa la llenya al Llobregat” (Caballo Bernat, Caballo
Bernat, baja la leña al Llobregat) se cuenta que el leñador le decía al
caballo.
Pero quien hace pactos con el diablo algo tiene que dar a cambio… La condición que fue impuesta por el diablo fue
que, al cabo de diez años, el leñador le había de proporcionar otro caballo de características
similares.
El leñador, sigue contando la leyenda, se hizo rico con la ayuda del “Cavall Bernat” pero el día en que se cumplían los diez
años, el diablo le recordó la promesa que, por otra parte, el leñador ya había
olvidado. Ante esto, la mujer del leñador se puso a orar a la Virgen y una luz resplandeciente iluminó todo el recinto. Después de
esto, tanto el diablo como el “Cavall
Bernat” habían desaparecido y, en su lugar, se alzaba una enorme piedra señalando el cielo.
“El TIMBALER DEL BRUCH” (El Timbalero del Bruch)
El hecho histórico del que parte esta conocida leyenda es la derrota de las tropas francesas dirigidas por el General SCHWARTZ el 6 y el 14 de junio de 1808 delante de las tropas de los somatenes de los vecinos pueblos y soldades
regulares. Fue la primera derrota sufrida por las tropas francesas.
Un joven nacido en Santpedor, Isidro Llussá, descansaba al pie de unas
rocas, junto con sus compañeros cuando la caida de unas piedras hizo que sonara su
tambor. Este hecho les hizo sospechar la presencia de franceses y rápidamente pudieron sorprenderles por la
retaguardia. Las tropas franceses, que se dirigían a Manresa, abandonaron rápidamente la
montaña, sorprendidos por la presencia de los catalanes y, sobre todo, por el ruido del timbal tocado por Isidro y amplificado por el eco de la
montaña.
En Cataluña existe un antiguo refrán que reza asi: “Qui no es casa a MONTSERRAT no és ben
casat" (Quien no se casa en MONTSERRAT no es bien casado). Lo que sí es cierto es
que, para casarse allí es preciso pedir fecha y hora con muchísimo tiempo de
antelación.
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